9.12.08

las manos y el nacimiento de los objetos

" la mano que recoge agua es el primer recipiente. Los dedos de ambas manos, que se trenzan entre sí, forman la primera canasta. Aquí creo que nace la rica evolución de toda clase de trenzados, de juegos de hilos hasta llegar al tejido. Se tiene la sensación de que las manos llevan su propia vida de transformación. No basta que esta o aquella conformación exista ya en el entorno. Antes de que el hombre primigenio intente darle forma, sus manos y sus dedos deben empezar por representar. Puede que tiempo atrás haya habido cáscaras vaciadas como nueces de coco, pero éstas eran arrojadas sin prestarles mayor atención. Hasta que los dedos, que forman una concavidad para recoger agua, hicieron realidad la primera fuente. Uno se podría imaginar que los objetos, en nuestro sentido de la palabra, objetos a los que corresponde un valor porque los hemos hecho nosotros mismos, existían primero como signos de las manos. Parece haber un punto central de enorme importancia, donde el nacimiento gestual correspondía a aquel placer de dar forma a los objetos uno mismo, mucho antes de intentarlo realmente. Lo que se representa con ayuda de las manos, sólo más tarde, una vez que había sido representado suficientemente se hizo realidad. Palabras y objetos serían pues emanación y resultado directo de una única experiencia unitaria, precisamente la de la representación por las manos. Todo lo que el hombre es y puede, todo lo que en un sentido representativo constituye su cultura, se lo incorporó por transformaciones. Manos y rostros fueron los vehículos propiamente dichos de esta incorporación. Su importancia aumentó -con respecto a la del cuerpo- cada vez más. La vida propia de las manos, en este sentido primigenio, se ha conservado aún con mayor puerza en la gesticulación"

"Masa y poder" Elias Canetti, 1960